domingo, 17 de abril de 2011

Para ir pensando en el 2015

¿Por qué no existe el verdadero debate político en la Argentina actual?, ¿por qué "la" oposición del actual gobierno concentra únicamente sus esfuerzos en la construcción de un frente - exclusivamente con fines electoralistas - que tenga posibilidades de disputarle el poder en las elecciones de Octubre?.
En principio podría decirse que es porque se trata de la confrontación entre dos contendientes - como en el boxeo - de diferentes categorías. De un lado está la estatura intelectual (con profunda convicción ideológica) de Cristina Fernández de Kirchner y del otro, un "ejército" de nombres (Duhalde, Macri, De Narváez, Carrió, Sanz, Cobos, Alfonsín, etc.) que fogoneados al calor de las "democracias formales" post dictadura (1976), apelan al discurso pragmático absolutamente desideologizado o mejor dicho, con una ideología de la no ideología (“no es tiempo de ideologías”, repiten), concepto peligroso que define toda una cosmovisión, porque ¿desde qué lugar - si no es el ideológico (de cualquier signo) - se puede construir un proyecto colectivo?.
La principal diferencia radica en que la conducción estratégica del Estado, está hoy en manos de un verdadero “cuadro político” (Cristina y varios de sus ministros), mientras que “la” oposición es un conjunto de figuras (carentes de real sustento ideológico y/o político), cuya imagen es construida o posicionada por los medios de comunicación, según convenga (o no) a los intereses dominantes.
Vale aclarar que “cuadro político” es aquel que domina los conceptos teóricos y prácticos para desempeñar una función y que por tanto, está en condiciones de liderar, aunque no necesariamente sea un “dirigente”. Entonces cabe preguntarse, ¿son - en el presente - cuadros políticos los que piensan/ejecutan la función pública en todas las áreas y niveles (nacional, provincial y municipal) del Estado?.
Sería un error estratégico (imperdonable), pensar que “la” oposición no habrá de reformular sus estrategias de cara al 2015, porque detrás de ella hay un “poder” (Clarín), que si bien hoy (por haber “expulsado”  a sus "plumas" desarrollistas a partir de 1980, para priorizar los intereses de rentabilidad empresaria, más que periodística) no cuenta con la “inteligencia” ideológica, sabe muy bien de que se trata “el juego” y no se va a quedar de brazos cruzados.
Entonces, ayudar a Cristina (para defender y profundizar el modelo) implica reformular ciertas estructuras que aun actúan con una "visión gerencial" del Estado, más que desde una concepción ideológica con el proyecto en marcha.
Tal funcionamiento, exige que todos los esfuerzos los haga el Poder Ejecutivo, en quien recae la titánica responsabilidad de pensar, proponer y encontrar ideas o soluciones para todos problemas, además de anticiparse a los futuros.
Construir una ciudadanía militante, obliga a pensar estratégicamente el rol del estado y no a limitarlo a una cuestión "operacional" para satisfacer las demandas sociales.
Si somos capaces de generar esta línea de acción en todos los niveles y en cada ciudad o región, estaremos dando un salto cualitativo de enorme importancia de cara al futuro.
Nada es tan fácil como parece, pero tampoco nada es tan rígido que no pueda ser modificado.
Hoy existe (gracias al kirchnerismo) el sueño colectivo que entusiasma, pero debemos fortalecerlo a través de un "sistema de sinergias múltiples" (entre el Estado y la Sociedad) para que trascienda en el tiempo.

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